La mafia de la ropa usada contamina el medio ambiente en Bolivia y Chile
La mafia de la ropa usada contamina el medio ambiente en Bolivia y Chile
Antonio Jimenez
Bolivia cuenta con una inmensa cantidad de ropa usada que ingresa de manera ilegal al país y es comercializada en diferentes mercados o lugares de la capitales y poblaciones. Las personas que se dedican a la confección protestan y dicen que la Aduana debe evitar el ingreso de la ropa usada porque atenta a la producción local.
Sin embargo, las personas que recurren a esos lugares de venta señalan que la confección nacional no es buena a diferencia de la ropa usada americana, lo cierto es que ante está disyuntiva, el gobierno tiene la tarea de rediseñar la política de la producción textilera para no afectar a ambos sectores de la economía. Algunos países en Europa para reducir los impactos de la contaminación y la explotación laboral deciden comprar ropa usada mientras en Bolivia la pequeña empresa pide al gobierno prohibir su ingreso.
El impacto de los desechos textiles en Bolivia es difícil de establecer al igual que la ropa que se bota o se quema por tradiciones o costumbres. Cuando se habla del rol de la industria textil en la emergencia climática, la atención se centra en la moda rápida o el fast fashion, con números tan alarmantes como universales que la transforman en el segundo rubro más contaminante del mundo solo superada por las empresas petroleras.
Así el desierto de Atacama se convierte en una especie de armario de prendas deseadas, de tallas diferentes y de marcas soñadas. Es un enorme basurero clandestino de ropa que se compra, viste y tira en Estados Unidos, Europa y Asia. Son coloridas colinas que se alzan en el desolado paisaje. El consumo desmedido y fugaz de ropa, con cadenas capaces de sacar más de 50 temporadas de nuevos productos por año, ha hecho crecer de manera exponencial los desechos textiles en el mundo, que tardan unos 200 años en desintegrarse.
La producción textil es responsable del 20% de la contaminación de agua potable
Muchos productos químicos utilizados en la fabricación de textiles son perjudiciales para el medio ambiente, los trabajadores de las fábricas y los consumidores. Desde el EPRS indican que los tintes y otros productos usados son responsables de, aproximadamente, el 20% de la contaminación mundial del agua potable, además, el lavado de materiales sintéticos genera cada año unas 0,5 millones de toneladas de microfibras que acaban en lugares de baldios o diferentes ríos. “Una sola carga de ropa de poliéster puede verter 700.000 fibras microplásticas que pueden llegar a la cadena alimentaria”, afirma el organismo. En DKV 360 ya os hemos hablado de cómo los microplasticos llegan al cuerpo humano y qué daños pueden causar en nuestra salud.
Una camiseta requiere el agua que una persona bebe en dos años y medio
Además de las tierras para cultivar algodón y otras fibras necesarias para la producción de diferentes prendas de vestir, la industria de la moda consume cada año 79 billones de litro de agua, según un estudio publicado en la revista científica Nature Review Eart & Embironmenten.
Para elaborar una sola camiseta echa de algodón, el Servicio de Estudios del Parlamento Europeo se calcula que se necesita aproximadamente unos 2700 litros de agua a lo que es lo que es lo mismo la cantidad de agua que una persona bebe en dos años y medio. Por ello, su reciclaje es tan importante al día de hoy.
Para minimizar el impacto negativo de la ropa usada, es importante tomar medidas como:
- Comprar de manera consciente y solo adquirir prendas que realmente necesites.
- Donar o vender tu ropa usada en buen estado para que otros puedan aprovecharla.
- Buscar marcas y tiendas de segunda mano que promuevan prácticas sostenibles.
- Considerar reparar o modificar prendas antes de desecharlas.
En general, la clave está en promover una mentalidad de consumo responsable, ya sea comprando ropa nueva o usada, para reducir el impacto ambiental en la industria de la moda.
Comentarios
Publicar un comentario